Vemos que termina el verano, que nos hemos pasado con los helados, refrescos, alcohol y comidas poco saludables, y nos entran las prisas por perder el par de kilos. Además es muy probable que nos encontremos dentro de ese casi 60% de españoles que tienen exceso de peso y que tengamos asociado algún factor de riesgo como hipertensión, diabetes o elevado el “colesterol malo”, entonces tendremos un problema añadido que demos manejar sin dilación.
¿Qué podemos hacer? :
- Ponernos en manos de nuestro médico de cabecera y acudir a un dietista-nutricionista para que nos ayude a poner en práctica la terapia dietética mas adecuada.
- Seguir la dieta del momento: disociada, Dukan, “del tubo”, etc..
- Dejarnos seducir por el reclamo “adelgaza sin esfuerzos con nuestros sobres de proteínas”.
- No hacer nada.
De las 4 opciones, sin dudarlo debemos seleccionar la primera, pero dado que el Sistema Nacional de Salud de nuestro país, único en la Unión Europea que carece de estos profesionales en el Atención Primaria, nos veremos obligados a costearnos los servicios del dietista-nutricionista, intentar descifrar la “dieta del cajón derecho” que nos han dado en el centro de salud. Eso supondrá un desembolso de dinero, tal vez no demasiado alto, pero tal y como están las cosas, mantener el dinero en el bolsillo para necesidades más acuciantes, es el día a día de gran parte de la población.
Hasta que tenga la posibilidad de ser atendido por un dietista-nutricionista en su centro de salud tal y como sugiere la propia comisión de sanidad del Senado, puede encontrar al suyo en codnib.es.
Lo más económico es no hacer nada o seguir la dieta, ambas opciones con riesgos importantes para nuestra salud. La otra opción, muy probable por la confianza que trasmiten sus anuncios, y mucho más cara (unos 500-600 euros mensuales entre preparados alimenticios, suplementos vitamínicos y consultas médicas) es la “dieta de los sobres que terminan adelgazando nuestro bolsillo”, también llamadas “dietas proteinadas”.
Una publicación reciente en la revista de Formación médica continuada en atención primaria (FMC) recoge algunos ejemplo de por qué no debemos creer todo lo que nos dicen sobre las “famosas dietas proteinadas”. El Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas indica que “Las dietas o métodos para adelgazar que cuentan con el reclamo de la palabra "proteína" pueden inducir a error al paciente con exceso de peso” además subraya que “No hay evidencias que señalen que la proteína tiene efectos positivos a medio largo plazo en el control de peso”. En este artículo de ponen como ejemplo el método Dukan y la dieta Pronokal.
La primera de ellas (Dukan) está señalada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad que considera que dicho método es ineficaz, fraudulento, ilegal y arriesgado. Y la segunda y otras del mismo tipo DietFlash, ha recibido numerosas quejas y posiciones en contra entre las que destaca la realizada por el Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas de la Comunidad Valenciana, que señala "no sirve para adelgazar porque el exceso de proteínas hace que perdamos glucógeno hepático, proteínas, agua y poca grasa, entendiendo por adelgazar la pérdida de peso a base de la grasa corporal que nos sobre para restablecer valores normales".
La creencia popular de que la proteína es saciante y conserva la masa magra en la pérdida de peso no se sostiene en evidencias sólidas. Esta creencia es muy común entre no pocos profesionales sanitarios, que motivados por las exposiciones comerciales a las que asisten, ven un “método efectivo” para un problema, el de la obesidad, no fácil de tratar. Puede servirnos de ejemplo uno de los anuncios de la revista de información sanitaria Salut y Força, titulado “Dieta Proteinada - Una forma de perder peso, bajo control médico, para siempre. A nadie se le escapa que parece demasiado bueno para ser cierto. En otro artículo de la misma revista se indica que en pacientes con Diabetes “Las dietas proteinadas presentan unos resultados positivos, que hasta triplican los de una dieta hipocalórica, con respecto a la normalización de las cifras de azúcar en sangre y la pérdida de peso del paciente”, sin embargo un reciente artículo en la revista avances en diabetología titulado "Dieta proteinada en la diabetes de tipo 2. No" concluye "en el momento actual y con las evidencias de las que disponemos, no podemos aconsejar el uso de la dieta proteinada en el tratamiento de la obesidad y de la DM2." Esta posición concuerda con el último Consenso FESNAD-SEEDO: recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos, que al referirse a las proteínas hecho resalta que “Las evidencias referidas al consumo de proteína total y su efecto en la variación de peso o prevención de exceso de peso en adultos son insuficientes para establecer ninguna recomendación”. Respecto de las dietas comerciales de muy bajo contenido calórico señala que podrían justificarse solo en “preoperatorio de la cirugía bariátrica en pacientes con esteatosis hepática y aumento del riesgo quirúrgico (...)”.
Hasta que el sistema público de salud no incorpore a sus equipos de atención y prevención de la obesidad y el sobrepeso a los dietistas-nutricionistas, los ciudadanos se verán abocados a recurrir irremediablemente a métodos milagrosos que ponen su salud en riesgo y en entredicho la eficacia de nuestro sistema nacional de salud.